Criado en una comunidad adinerada fuera de la ciudad de Nueva York, educado en las mejores escuelas, estaba en camino de ser parte de la élite. Aunque ambos de mis padres eran personas altamente exitosas en ese ámbito, algo dentro de mí rechazaba esa trayectoria. Con la guerra en Vietnam y el movimiento por los derechos civiles confrontando nuestra cultura, me vi obligado a dejar los Estados Unidos o ir a la guerra o a la cárcel. Vivir en Marruecos me expuso a una vida de aventura y me despertó a una filosofía de vida muy diferente. Cristo se me reveló en 1972 mientras estaba involucrado en una situación muy difícil y única. Me dirigí a la iglesia Adventista del Séptimo Día, me enamoré y me casé. Entramos en una vida de servicio con muy pocos recursos, lo que me llevó a desarrollar un negocio de alimentos para una organización sin fines de lucro. Mis habilidades empresariales crecieron rápidamente y se desarrolló un negocio bastante grande y exitoso. Después de casi 15 años de ministerio y dedicación sacrificados, fui acusado falsamente de robo en el negocio y fui removido del ministerio. Este tiempo deprimente y desafiante me llevó a los negocios privados para apoyar a mi familia y resultó ser una gran bendición. La dirección divina resultó en un exitoso negocio internacional de importación y exportación de alimentos, la compañía de pasas más grande del mundo (Sweet Dried Fruit, Inc.), que todavía superviso hoy trabajando junto a mi hijo, mi hija y un gran equipo multicultural.